domingo, 28 de junio de 2015

URGENTE: Brasil debe cambiar el color de su camiseta

La camiseta y el fútbol de Brasil están por el piso.
Confieso que esta nota debería haberla escrito en aquel memorable 8 de julio de 2014, pero no he podido hacerla como corresponde debido a la falta de tiempo y por haber sido testigo de un acontecimiento extraordinario que ha marcado de nuevo la historia de los mundiales. 

También debo admitir que no suelo escribir artículos en primera persona, pero a pesar de ser rivales eternos, esta crisis que está padeciendo la selección de Brasil me abruma por completo.

Brasil ha dejado de ser Brasil. Aquel mito de que se gana con la camiseta se ha derrumbado como si fuera un castillo de naipes desde el Mineirazo del 8 de julio de 2014, cuando la verdeamarela cayó estrepitosamente frente a Alemania por 7 a 1 en las semifinales en Belo Horizonte, en lo que fue la derrota más humillante que ha padecido en su historia, incluso superando al Maracanazo de 1950, y valga la coincidencia, también ocurrió en una Copa del Mundo y en su propia tierra.

Y casi un año más tarde, la derrota de ayer por penales frente a Paraguay en cuartos de final de la Copa América de Chile 2015 ha demostrado que Brasil ha dejado de ser la gran potencia del fútbol desde la concepción del juego y de su belleza que tanto tiempo nos había deleitado, para volver a agitar los fantasmas del pasado.  Sin dudas, Brasil tiene la peor generación de todos los tiempos.

Me refriego los ojos una y otra vez y no puedo creerlo. Cómo Brasil, el país de tradición futbolera por excelencia, el que más mundiales ha ganado (5) y con asistencia perfecta en todas las Copas (20) se ha convertido en la misma nada, estilo de juego, sin fútbol, sin estrellas (salvo Neymar), sin fuego sagrado y sin brillo. Es una selección que ha maltratado a su nombre y a su propia historia y que en estos tiempos no transmite absolutamente nada, como si fuera un equipo más del planeta. 

Brasil ha perdido mucho más que el 7 a 1 frente a Alemania.
Pero lo más impactante es que ha perdido su magia, su tradicional jogo bonito que tantos éxitos le ha dado. Me cuesta entender cómo Brasil, los pentacampeones del mundo, el gigante de Sudamérica, un país con más de 200 millones de habitantes, hoy no pueda tener 11 jugadores capaces de defender su gloriosa camiseta.

En estos momentos, Brasil se encuentra en un lento proceso de reconstrucción total que va desde el aspecto futbolístico hasta el anímico pero llevará bastante tiempo de recuperación desde aquel mazazo que significó el estrepitoso 7 a 1 de los alemanes. 

Sin embargo, Brasil sigue siendo la mayor fábrica de futbolistas del planeta aunque sus jugadores ya no lucen en los principales clubes de Europa como antes. Demasiada exportación pero de poca calidad.

Brasil se ha quedado sin jugadores de renombre pero aun conserva algunas excepciones como Neymar (Barcelona) y Dani Alves, que ha sido convocado a último momento para jugar esta Copa América más por el compromiso de ayudar a Dunga que por el placer que distingue a cualquier brasileño de antaño a la hora de vestir esta camiseta.


Desde Ronaldo a Tardelli, la 9 de Brasil ya no pesa como antes.
Esta selección está gobernada por ilustres desconocidos, de todas manera, habrá que depositar las esperanzas en Oscar (lesionado), Willian y Philippe Coutinho, principales proyectos de buen jugador en vías de desarrollo mientras que Thiago Silva y David Luiz ya demostraron que no son la garantía que Brasil necesita en defensa. Robinho hace tiempo que no es el mismo de antes y la camiseta lo más impactante es que, desde el retiro de Ronaldo, la "9" de Brasil está en oferta...

Afuera ya quedaron Ronaldinho (35) y Kaka (33), las últimas leyendas de nivel que levantaron la Copa del Mundo pero a esta altura parecen dinosaurios de la Seleçao.

La absurda mano de Thiago Silva ha dejado a Brasil en ridículo.
Con Dunga nuevamente como entrenador, Brasil comenzó este proceso con 12 partidos ganados y 2 derrotas en Copa América (Colombia y Paraguay). Y nuevamente el castillo de naipes se ha vuelto a derrumbar. 

Sin idea de juego y sin la presencia Neymar (suspendido por 4 fechas), Brasil no tiene argumentos para proponer el fútbol que tanto distinguía a su consagrada camiseta, y se ha convertido en el hazmereír de cualquier rival.

La misma situación había ocurrido durante la última Copa del Mundo, Brasil era una selección sin brillo que sólo Neymar podía levantar. Pero la gran estrella quedó marginada de la competencia por lesión en la victoria frente a Colombia, en cuartos, y luego vino el desastre del Mineirazo en la semifinal frente a la poderosa Alemania, los actuales campeones del mundo. 

Es triste decirlo pero el reinado hace tiempo que es cosa del pasado. Atrás ha quedado su época de gloria basada en jugadores que dieron todo por la camiseta. Desde Pele, Garrincha y Vavá pasando por Carlos Alberto, Falcao, Tostao, Rivelino, Jairzinho, Romario, Bebeto, Ronaldo, Rivaldo, Rinaldinho, Cafú y Roberto Carlos entre otras tantas estrellas con la verdeamarela.

Pero así están las cosas y la historia indica que Brasil es un país que va de un extremo a otro, basándose en acontecimientos tan significativos para su entrañable pueblo como la alegría, la tristeza como tragedia, en la fe, en Dios y también en la superstición. 

Eran otros tiempos cuando Brasil jugaba con la camiseta blanca. 
Como fiel reflejo de esta nota, habría que remontarse entonces al Mundial de 1950, cuando Brasil organizaba la Copa mais grande do mundo. Hasta ese momento, Brasil siempre jugaba con la camiseta blanca, pero dejó de usarla luego de haber perdido la final en el Maracaná frente a Uruguay (2-1).  Tristeza nao tem fim, ha sido el mayor lamento de los brasileños por haber perdido en casa un mundial que pensaban que lo habían ganado de antemano. Y al aquero Barbosa, aquel que murió dos veces, lo han crucificado...

Incluso, se hizo un concurso para determinar cuál será el nuevo diseño y allí se impuso la ya conocida verdeamarela: camiseta completamente amarilla con vivos verdes, pantalón azul y medias blancas cómo símbolo por excelencia de su bandera. 

Y no solo eso, el famoso diseño de Aldyr García Schlee, un joven estudiante de 19 años, no sólo se impuso en la selección de fútbol sino que además fue adoptado como máxima referencia para representar a otros deportes de Brasil en el plano internacional.

Volviendo al fútbol, Brasil ha perdido la materia prima del talento innato que lo caracteriza. Al no contar con jugadores de otros tiempos, es hora de volver a cambiar la mala suerte como lo hizo desde 1950 en adelante. ¿Por qué no cambiar de nuevo la camiseta si estos jugadores no la representan? 

Haciendo un juego de palabras, Brasil dejó de ser Brasil desde que perdió el Mundial de Brasil. Y para volver a ser Brasil tiene que cambiar con urgencia su camiseta, como lo hizo a partir de 1950.

Soy argentino hasta la médula y me encanta el fútbol pero lo que menos quiero es ver tirado a mi eterno rival. Quiero a un Brasil completamente vivo y fuerte en todos los sentidos, y por supuesto, quiero ganarle al mejor Brasil en cualquier final. 

Por eso mismo, propongo un nuevo diseño para la camiseta de Brasil: basta usar esta verderamerala maltrecha. Por qué no probar con un color como el azul, el verde y si su fútbol está de luto, ¿por qué no jugar con una camiseta negra? Es hora de purificar la mala suerte y comenzar de nuevo, como el Ave Fénix. Brasil  necesita urgente un cambio de camiseta como marca su historia. Por el bien del fútbol y por su grandeza.

Nota creada y publicada por @maxikron

2 comentarios:

  1. No me parece que la derrota ante Alemania 7-1 sea más duro o importante que la del Maracanazo, no se puede compara perder una semifinal con una final del mundo que ni siquiera era final, era un cuadrangular final y a Brasil le bastaba solo el empate para ser campeones. Creo que a algunos le de la sensación de que es más importante por el mero hecho de que 'lo vivieron' y lo otro es algo que nos contaron. Propongo hagan un ejercicio mental suponiendo que les plantean que tipo de derrota les parece más penosa si fuese uno quien la tiene que vivir en carne propia y allí sabremos cual de las dos es peor, ¿no?

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  2. Brasil está en decadencia completa amigo, lo mismo que le paso a Uruguay en México 86 cuando los charrúas cayeron 6 - 1 ante Dinamarca es lo mismo que le paso a los Brasileños cayendo 7 - 1 ante Alemania son señales inequívocas del fin de su futbol maravilla, igual le paso a Hungría y Checosolvaquia grandes futboles que fueron bisucampeones mundiales y crearon grandes escuelas pero que ahora solo viven en el recuerdo y Brasil va que vuela para allá, saludos desde México.

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